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Una canción de ascensos. Por Salomón.
A menos que Yahvé construya la casa,
los que la construyen trabajan en vano.
A menos que Yahvé vigile la ciudad,
el vigilante lo vigila en vano.
Es inútil que te levantes temprano,
para quedarse despierto hasta tarde,
comiendo el pan del trabajo,
porque da sueño a sus seres queridos.
He aquí que los niños son una herencia de Yahvé.
El fruto del vientre es su recompensa.
Como flechas en la mano de un hombre poderoso,
así son los hijos de la juventud.
Feliz es el hombre que tiene su carcaj lleno de ellos.
No se decepcionarán cuando hablen con sus enemigos en la puerta.