7
No hagas el mal,
para que ningún mal te alcance.
Apártate del mal,
y se apartará de ti.
Hijo mío, no siembres sobre los surcos de la injusticia,
y no los cosecharás siete veces.
 
No busques la preeminencia del Señor,
ni el asiento de honor del rey.
No te justifiques en presencia del Señor,
y no muestres tu sabiduría ante el rey.
No busques ser juez,
para que no puedas quitar las iniquidades,
por si acaso temes a la persona de un hombre poderoso,
y poner un obstáculo en el camino de tu rectitud.
 
No peques contra la multitud de la ciudad.
No te deshagas en la multitud.
 
No cometas un pecado dos veces,
ya que incluso en una no quedarás impune.
No digas: “Él mirará la multitud de mis dones.
Cuando haga una ofrenda al Dios Altísimo, él la aceptará”.
10 No te acobardes en tu oración.
No te olvides de dar limosna.
 
11 No te rías del hombre cuando está en la amargura de su alma,
porque hay uno que humilla y enaltece.
12 No idees una mentira contra tu hermano,
o hacer lo mismo con un amigo.
13 Niégate a decir una mentira,
ya que ese hábito no da lugar a nada bueno.
14 No balbucees en la asamblea de ancianos.
No repitas tus palabras en tu oración.
 
15 No odies el trabajo duro
o trabajo agrícola, que el Altísimo ha creado.
16 No te cuentes entre la multitud de pecadores.
Recuerda que la ira no esperará.
17 Humilla mucho tu alma,
porque el castigo del impío es el fuego y el gusano.
 
18 No cambies a un amigo por algo,
ni un verdadero hermano para el oro de Ophir.
19 No te prives de una esposa sabia y buena,
porque su gracia vale más que el oro.
20 No abuses de un siervo que trabaja fielmente,
o un asalariado que te da su vida.
21 Que tu alma ame a un siervo sabio.
No le defraude la libertad.
 
22 ¿Tienes ganado? Cuídalo.
Si te resultan rentables, deja que se queden a tu lado.
23 ¿Tienes hijos? Corríjalos,
y hacerlos obedientes desde su juventud.
24 ¿Tienes hijas? Cuida sus cuerpos,
y no seas demasiado indulgente con ellos.
25 Da a tu hija en matrimonio, y habrás logrado un gran asunto.
Entrégala a un hombre comprensivo.
 
26 ¿Tienes una esposa que te agrada? No la eches.
Pero no te confíes a uno que es odioso.
 
27 Honra a tu padre con todo tu corazón,
y no olvides los dolores de parto de tu madre.
28 Recuerda que naciste de ellos.
¿Cómo les pagarás lo que han hecho por ti?
 
29 Teme al Señor con toda tu alma;
y venerar a sus sacerdotes.
30 Con todas tus fuerzas ama a quien te hizo.
No abandones a sus ministros.
31 Teme al Señor y honra al sacerdote.
Dale su parte, tal como se te ha ordenado:
las primicias, la ofrenda por la culpa, el regalo de los hombros,
el sacrificio de la santificación, y las primicias de las cosas santas.
 
32 Extiende también tu mano al pobre,
para que tu bendición sea completa.
33 Un regalo tiene gracia a la vista de todo hombre vivo.
No retengas la gracia por un hombre muerto.
34 No evites a los que lloran,
y llorar con los que lloran.
35 No tardes en visitar a un enfermo,
porque con esas cosas ganarás amor.
36 En todas tus palabras, recuerda la eternidad,
y nunca pecarás.