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El saqueo y el botín
Yavé me dijo: Toma para ti una tabla grande y escribe en ella con letra legible: Pronto saqueo. Rápido botín.
Yo me tomé como testigos fieles al sacerdote Urías y a Zacarías, hijo de Jeberequías. Me uní entonces a la profetisa, la cual concibió y dio a luz un hijo.
Yavé me dijo: Llámalo. Pronto saqueo. Rápido botín. Porque antes que el niño aprenda a decir papá y mamá, la riqueza de Damasco y los despojos de Samaria serán llevados al rey de Asiria.
Otra vez Yavé volvió a hablarme: Por cuanto este pueblo desprecia las aguas de Siloé que corren mansamente y se regocija con Rezín y el hijo de Remalías, por tanto, ciertamente ʼAdonay trae sobre ellos las aguas impetuosas y poderosas del río, es decir, al rey de Asiria con todo su esplendor, el cual subirá sobre todos sus ríos y pasará sobre todas sus riberas. Luego pasará hasta Judá, inundará y pasará adelante, hasta la garganta, y al desplegar sus alas, cubrirá la anchura de tu tierra, ¡oh Emanuel!
Quebrántense, oh pueblos, y sean destrozados. Presten oído, todos los que son de lejanas tierras: Ármense, pero serán derrotados. ¡Prepárense para la guerra, pero serán vencidos! 10 Tracen un plan, y fracasará. Expresen palabra, pero no se cumplirá por causa de Emanuel.
11 Así Yavé me habló con mano fuerte y me instruyó para que no ande por el camino de este pueblo: 12  No llames conspiración lo que este pueblo llama conspiración, ni temas a lo que ellos temen y de lo cual se atemorizan. 13  ¡A Yavé de las huestes santifica! ¡Sea Él tu temor y tu pavor! 14  Él será tu santuario, pero será piedra de tropiezo y roca de caída para ambas casas de Israel, red y trampa para los habitantes de Jerusalén. 15  Muchos de entre ellos tropezarán, caerán y serán quebrantados. Se enredarán y quedarán presos.
16 Ata el testimonio y sella la Ley entre mis discípulos. 17 Esperaré a Yavé, Quien escondió su rostro de la casa de Jacob. A Él esperaré, 18 ciertamente, yo y los hijos que Yavé me dio como señales y prodigios en Israel de parte de Yavé de las huestes, Quien mora en la Montaña Sion. 19 Si les dicen: Consulten a los que evocan a los muertos y a los adivinos que hablan entre dientes y susurran, respondan: ¿No consultará el pueblo a su ʼElohim? ¿Consultará a los muertos por los vivos? 20 ¡A la Ley y al testimonio! Si no dicen conforme a esta Palabra, no les amaneció. 21 Pasarán por la tierra fatigados y hambrientos. Sucederá que cuando tengan hambre y alcen la vista, se airarán y maldecirán a su rey y a su ʼElohim. 22 Mirarán la tierra. Allí habrá tribulación, oscuridad, angustia y tenebrosidad. Serán sumidos en la tenebrosidad.