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Una espantosa sequía
Palabra de Yavé que vino a Jeremías con motivo de la sequía: Judá se enlutó, y sus puertas se despoblaron. Ellos se sientan consternados en tierra y lamentan. Subió el clamor de Jerusalén. Los nobles envían a sus esclavos por agua. Van a las cisternas, pero no encuentran agua. Vuelven avergonzados y confusos con los cántaros vacíos. Cubren sus cabezas. Porque se resquebrajó el suelo, pues no hay lluvia en la tierra. Los labradores están confusos. Cubren sus cabezas. Hasta la venada al parir abandona su cría en el campo, porque no hay hierba. Los asnos monteses se paran en las alturas y aspiran el aire como chacales. Sus ojos se debilitan porque no hay hierba.
Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, actúa, oh Yavé, por amor a tu Nombre. Ciertamente nuestras rebeliones se multiplicaron y pecamos contra Ti. Oh Esperanza de Israel, su Salvador en tiempo de aflicción. ¿Por qué eres como forastero en la tierra, como caminante que levanta su tienda solo para pernoctar? ¿Por qué te muestras como un hombre espantado, y como valiente incapaz de librar? Pero Tú, oh Yavé, estás en medio de nosotros. Tu Nombre es invocado sobre nosotros. No nos desampares.
10 Con respecto a este pueblo Yavé dice: Se deleitaron en vagar y no dieron reposo a sus pies. Por tanto Yavé no se complace en ellos. Ahora recuerda su iniquidad y castiga sus pecados.
11 Y Yavé me dijo: No intercedas por este pueblo. 12  Cuando ayunen, no escucharé su clamor. Cuando ofrezcan holocaustos y ofrenda, no los aceptaré, sino los consumiré con espada, hambre y pestilencia.
13 Entonces dije: Oh, ʼAdonay Yavé. Mira, los profetas les dicen: No verán espada ni tendrán hambre, sino les daré paz duradera en este lugar.
14 Entonces Yavé me respondió: Los profetas profetizan mentira en mi Nombre. No los envié, ni les di orden, ni les hablé. Les profetizan visión mentirosa, brujería, vanidad y engaño de su corazón. 15  Por tanto Yavé dice a los profetas que profetizan en mi Nombre, a los cuales Yo no envié. Ellos dicen: No habrá espada ni hambruna en esta tierra. Pues tales profetas perecerán a espada y de hambre. 16  El pueblo al cual ellos profetizan será echado en las calles de Jerusalén por causa del hambre y la espada. No habrá quien los entierre a ellos, ni a sus esposas, ni a sus hijos, ni a sus hijas, porque derramaré su perversidad sobre ellos.
17  Diles esta Palabra: Mis ojos derramen lágrimas noche y día, y no cesen. Porque la virgen hija de mi pueblo está quebrantada con gran quebranto por un golpe muy doloroso. 18  Si salgo al campo, ahí están los muertos a espada. Si entro en la ciudad, ahí están los enfermos a causa del hambre. Tanto el profeta como el sacerdote vagan por la tierra y no entendieron.
19 ¿Desechaste completamente a Judá? ¿Aborreció tu alma a Sion? ¿Por qué nos heriste sin remedio? Esperábamos paz, pero no hay bienestar, tiempo de sanidad. Aquí está el terror. 20 Reconocemos, oh Yavé, nuestras perversidades y las iniquidades de nuestros antepasados, porque pecamos contra Ti. 21 Por amor a tu Nombre, no deseches ni deshonres tu glorioso trono. Acuérdate, no anules tu Pacto con nosotros. 22 Entre los ídolos* de los gentiles, ¿hay los que hagan llover? ¿O los cielos dar lluvias? ¿Oh Yavé, no eres nuestro ʼElohim? Esperaremos en Ti, porque haces todas estas cosas.
* 14:22 Lit. las vanidades.