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Consulta al profeta Jeremías
Todos los comandantes de los guerreros, junto con Johanán, hijo de Carea, Jezanías, hijo de Osaías, y todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor, llegaron y dijeron al profeta Jeremías: Acepta ahora nuestro ruego delante de ti. Ora por nosotros a Yavé tu ʼElohim por todo este remanente, porque de muchos que éramos, quedamos pocos, como nos ven tus ojos, para que Yavé tu ʼElohim nos enseñe el camino por donde debemos andar, y lo que debemos hacer.
El profeta Jeremías les respondió: Escuché. Miren, voy a orar a Yavé su ʼElohim, como dijeron, y todo lo que Yavé les responda, les enseñaré. No me reservaré palabra.
Ellos dijeron a Jeremías: Sea Yavé entre nosotros Testigo fiel y verdadero. Juramos obrar conforme a todo aquello a lo cual Yavé tu ʼElohim te envíe a nosotros. Sea bueno, sea malo, obedeceremos la voz de Yavé nuestro ʼElohim, al cual te enviamos, para que estemos bien cuando obedezcamos la voz de Yavé nuestro ʼElohim.
Después de diez días vino la Palabra de Yavé a Jeremías. Llamó a Johanán, hijo de Carea, y a todos los comandantes de los guerreros que estaban con él, y a todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor, y les dijo: Yavé ʼElohim de Israel, a Quien me enviaron a presentar sus ruegos delante de Él, dice: 10  Si permanecen quietos en esta tierra, Yo los edificaré y no los destruiré. Los plantaré y no los arrancaré, porque me pesa todo el mal que les hice. 11  No teman por la presencia del rey de Babilonia, a quien temen. No teman de su presencia, dice Yavé, porque Yo estoy con ustedes para salvarlos y librarlos de su mano. 12  Yo tendré misericordia de ustedes, y el rey tendrá misericordia de ustedes y los regresará a su tierra.
13 Pero si dicen: No viviremos en esta tierra, desobedecen la voz de Yavé su ʼElohim 14 y dicen: No, más bien entraremos en la tierra de Egipto, donde no veremos guerra, ni oiremos sonido de trompeta, ni padeceremos hambre. Allá viviremos.
15 Entonces escuchen la Palabra de Yavé, oh remanente de Judá: Yavé de las huestes, ʼElohim de Israel, dice: Si vuelven sus caras para entrar en Egipto y entran a residir allá, 16  sucederá que la espada que temen los alcanzará en la tierra de Egipto, y el hambre por el cual están ansiosos, los perseguirá estrechamente en Egipto. Allí morirán. 17  Por tanto todos los hombres que fijen su mente en ir a Egipto para residir allí, morirán a espada, de hambre y por pestilencia. No tendrán sobrevivientes ni refugios de la calamidad que enviaré sobre ellos.
18 Porque Yavé de las huestes, el ʼElohim de Israel, dice: Como mi ira y mi furor se derramaron sobre los habitantes de Jerusalén, se derramará mi ira sobre ustedes cuando entren en Egipto. Serán una maldición, un objeto de horror e imprecación y reproche, de maldición y afrenta. No volverán a ver este lugar.
19 Oh remanente de Judá: Yavé habló a ustedes: No vayan a Egipto. Entiendan claramente que hoy los amonesto. 20 Porque ustedes mismos se engañan, pues me enviaron a Yavé su ʼElohim y dijeron: Ora por nosotros a Yavé nuestro ʼElohim. Infórmanos todas las cosas que Yavé nuestro ʼElohim diga, y las haremos. 21 Hoy se lo dije, y ustedes no obedecen a Yavé su ʼElohim en todas las cosas que Él me envió a decirles. 22 Por tanto, ahora deben saber y entender claramente que morirán a espada, de hambre y por pestilencia en el lugar adonde desean ir para residir.