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Salmo. Canto para el sábado
Bueno es alabar a Yavé
Y cantar salmos a tu Nombre, oh ʼElyón.
Anunciar por la mañana tu misericordia
Y tu fidelidad cada noche
Con el decacordio y el salterio,*
Con el armonioso tono del arpa.
 
Porque Tú, oh Yavé, me alegraste con lo que hiciste.
Por las obras de tus manos doy gritos de júbilo.
¡Cuán grandes son tus obras, oh Yavé!
Tus pensamientos son muy profundos.
 
El hombre necio no sabe
Y el insensato no entiende esto:
Que cuando los perversos brotan como hierba,
Y florecen todos los que hacen iniquidad,
Solo sucede para que sean destruidos eternamente.
 
Pero Tú, oh Yavé, eres altísimo para siempre.
 
Porque ya veo que tus enemigos, oh Yavé,
Ya veo que tus enemigos perecen.
Son dispersados todos los obradores de iniquidad.
10 Pero Tú aumentarás mi fuerza como la del búfalo.
 
Seré ungido con aceite fresco.
11 Y mis ojos mirarán por encima de mis enemigos.
Mis oídos escucharán
Con respecto a los perversos que se levantan contra mí.
 
12 El justo florecerá como la palmera.
Crecerá como un cedro en el Líbano.
13 Plantados en la Casa de Yavé,
Florecerán en los patios de nuestro ʼElohim.
 
14 Aun en la vejez darán fruto.
Estarán llenos de savia y muy verdes
15 Para manifestar que Yavé es recto.
Mi Roca es.
En Él no hay injusticia.
* 92:3 Decacordio: Instrumento músico de diez cuerdas. Salterio: Instrumento músico de 12 cuerdas hechas con intestino grueso de ovejas. Se pulsaba con los dedos.