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Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios.
Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su batalla se ha cumplido, que su iniquidad ha sido perdonada: porque doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.
Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino de Jehová: enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.
Todo valle será levantado, y toda montaña y colina será abajada; y lo torcido será enderezado, y lo áspero será allanado.
Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.
Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué he de decir? Toda carne es hierba, y toda su gloria es como la flor del campo:
La hierba se seca, y la flor se marchita; porque el Espíritu de Jehová sopla en ella. Ciertamente hierba es el pueblo.
La hierba se seca, la flor se marchita; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
Súbete a la montaña alta, oh Sión, tú que traes buenas nuevas; levanta fuertemente tu voz, oh Jerusalén, tú que traes buenas nuevas; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡He aquí vuestro Dios!
10 He aquí que el Señor Jehová vendrá con mano fuerte, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con Él, y su obra delante de su rostro.
11 Como pastor apacentará su rebaño; con su brazo recogerá los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.
12 ¿Quién midió las aguas en el hueco de su mano, y midió el cielo con su palmo, y con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó las montañas con balanza, y con pesas los collados?
13 ¿Quién dirigió al Espíritu de Jehová, o siendo su consejero le instruyó?
14 ¿A quién pidió consejo para ser instruido? ¿Quién le enseñó la senda del juicio, y le enseñó conocimiento, y le mostró el camino del entendimiento?
15 He aquí que las naciones son como la gota de un balde, y son contadas como el polvillo de la balanza; he aquí, Él toma las islas como cosa muy pequeña.
16 Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio.
17 Todas las naciones delante de Él son como nada; le son contadas por menos que nada, y vanidad.
18 ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o a qué imagen le compararéis?
19 El artífice funde una imagen tallada, y el platero la recubre de oro y le funde cadenas de plata.
20 El que está tan empobrecido que no tiene oblación, escoge un árbol que no se pudra; se busca un artífice hábil para que le haga una imagen de talla que no se mueva.
21 ¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿No os lo han dicho desde el principio? ¿No lo habéis entendido desde que la tierra se fundó?
22 Él está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; Él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar.
23 Él reduce a nada a los poderosos, y a los jueces de la tierra hace como cosa vana.
24 Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; así que sopla en ellos, se secan, y el torbellino los lleva como hojarascas.
25 ¿A quién, pues, me haréis semejante o me haréis igual? Dice el Santo.
26 Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; Él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y su poder y virtud.
27 ¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio?
28 ¿No has sabido? ¿No has oído que el Dios eterno, Jehová, el Creador de los confines de la tierra no se fatiga ni se cansa, y que su entendimiento no hay quien lo alcance?
29 Él da fortaleza al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
30 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen;
31 pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas, correrán, y no se cansarán, caminarán, y no se fatigarán.