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PUES si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas que son de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Poned vuestro afecto en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Porque muertos sois, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Cuando apareciere Cristo, que es nuestra vida, entonces vosotros también apareceréis con él en gloria.
Haced morir, pues, vuestros miembros que están sobre la tierra; fornicación, inmundicia, afectos desordenados, mala concupiscencia, y avaricia, la cual es idolatría:
Por las cuales cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia:
En las cuales vosotros también andabais en otro tiempo, cuando vivíais en ellas.
Mas ahora, dejad también vosotros todas estas cosas; ira, enojo, malicia, blasfemia, sucias palabras de vuestra boca:
No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del hombre viejo con sus hechos;
10 Y habiéndoos vestido del nuevo, el cual es renovado en conocimiento conforme a la imagen de aquel que lo creó:
11 Donde no hay Griego ni Judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni Scyta, siervo ni libre; mas Cristo es el todo y en todo.
12 Vestíos, pues, como los escogidos de Dios, santos, y amados de entrañas de misericordia, de benignidad, de humildad de mente, de mansedumbre, de longanimidad:
13 Soportándoos los unos a los otros, y perdonándoos los unos a los otros, si alguno tuviere queja contra otro: a la manera que Cristo os perdonó, así también vosotros perdonad.
14 Y sobre todas estas cosas vestíos de caridad, la cual es el vínculo de la perfección.
15 Y la paz de Dios reine en vuestros corazones: a la cual asimismo sois llamados en un cuerpo; y sed agradecidos.
16 La palabra de Cristo more en vosotros ricamente en toda sabiduría; enseñándoos, y amonestándoos los unos a los otros con salmos, e himnos, y cánticos espirituales, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor.
17 Y todo lo que hiciereis, en palabra o en obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios y Padre por él.
18 Casadas, sed sujetas a vuestros propios maridos, como conviene en el Señor.
19 Maridos, amad a vuestras esposas, y no seáis amargos contra ellas.
20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo; porque esto agrada al Señor.
21 Padres, no provoquéis a vuestros hijos, para que no se desanimen.
22 Siervos, obedeced en todo a vuestros señores según la carne, no sirviendo al ojo, como los que agradan a los hombres, sino con sencillez de corazón, temiendo a Dios:
23 Y todo lo que hiciereis, hacedlo de corazón, como al Señor, y no a los hombres:
24 Sabiendo que del Señor recibiréis el galardón de la herencia; porque al Señor Cristo servís.
25 Mas el que hace mal, recibirá por el mal que hiciere: y no hay acepción de personas.