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Al Músico principal: Salmo de David.
LÍBRAME, oh SEÑOR, de hombre malo: guárdame de hombre violento;
Los cuales maquinan males en el corazón, cada día urden con­tiendas.
Aguzaron su lengua como la serpiente; veneno de áspid hay debajo de sus labios. Selah.
Guárdame, oh SEÑOR, de manos del impío, presérvame del hombre injurioso; que han pen­sado de trastornar mis pasos.
Hanme escondido lazo y cuer­das los soberbios; han tendido red junto a la senda; me han puesto lazos. Selah.
He dicho al SEÑOR: Dios mío eres tú; escucha, oh SEÑOR, la voz de mis ruegos.
Oh DIOS el Señor, fortaleza de mi salvación, tú has cubierto mi cabeza en el día de la batalla.
No des, oh SEÑOR, al impío sus deseos; no saques adelante su pensamiento, que no se ensober­bezca. Selah.
En cuanto a los que por todas partes me rodean, la maldad de sus propios labios cubrirá su cabeza.
10 Caerán sobre ellos brasas ardientes: serán lanzados en el fuego, en profundos abismos de donde no se levanten.
11 El hombre deslenguado no será firme en la tierra: el mal cazará al hombre injusto para derribarle.
12 Yo sé que hará el SEÑOR el juicio del afligido, el juicio de los menesterosos.
13 Ciertamente los justos darán gracias a tu nombre; los rectos morarán en tu presencia.