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ALABAD al SEÑOR, porque es bueno cantar alabanzas a nuestro Dios; porque agradable y hermosa es la alabanza.
El SEÑOR edifica a Jerusalem; a los echados de Israel recogerá.
Él sana a los quebrantados de corazón, y liga sus heridas.
Él cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres.
Grande es el SEÑOR nuestro, y de gran poder; y su entendimiento es infinito.
El SEÑOR ensalza a los humil­des; humilla los impíos hasta la tierra.
Cantad al SEÑOR con acción de gracias: cantad alabanzas con arpa a nuestro Dios.
Él es el que cubre el cielo de nubes, el que prepara la lluvia para la tierra, el que hace a los montes producir hierba.
Él da a la bestia su manteni­miento, y a los hijos de los cuer­vos que claman.
10 No toma contentamiento en la fortaleza del caballo, ni se com­place en las piernas del hombre.
11 Complácese el SEÑOR en los que le temen, y en los que espe­ran en su misericordia.
12 Alaba al SEÑOR, Jerusalem; alaba a tu Dios, Sión.
13 Porque fortificó los cerrojos de tus puertas; bendijo a tus hijos dentro de ti.
14 Él pone en tu término la paz; te hará saciar de grosura de trigo.
15 Él envía su palabra a la tierra; muy presto corre su palabra.
16 Él da la nieve como lana, derra­ma la escarcha como ceniza.
17 Él echa su hielo como peda­zos: delante de su frío ¿quién estará?
18 Envía su palabra, y los derri­te: hace soplar su viento, y fluyen las aguas.
19 Él manifiesta sus palabras a Jacob, sus estatutos y sus juicios a Israel.
20 No ha hecho esto con ningu­na otra nación; y en cuanto a sus juicios, no los conocieron. Alabad al SEÑOR.