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Y JUNTÓ David en Jerusalem a todos los principales de Israel, los príncipes de las tribus, y los jefes de las divisiones que servían al rey, los tribunos y centuriones, con los superintendentes de toda la hacienda y posesión del rey, y sus hijos, con los eunucos, los poderosos, y todos sus hombres valientes.
Y levantándose el rey David, puesto en pie dijo: Oidme, her­manos míos, y pueblo mío. Yo tenía en propósito edificar una casa, para que en ella reposara el arca del pacto del SEÑOR, y para el estrado de los pies de nuestro Dios; y había ya apresta­do todo para edificar.
Mas Dios me dijo: Tú no edifi­carás casa a mi nombre: porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha sangre.
Empero el SEÑOR el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamen­te fuese rey sobre Israel: porque a Judá escogió por caudillo, y de la casa de Judá la familia de mi padre; y de entre los hijos de mi padre agradóse de para poner­me por rey sobre todo Israel;
Y de todos mis hijos (porque el SEÑOR me ha dado muchos hijos,) eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino del SEÑOR sobre Israel.
Y me ha dicho: Salomón tu hijo, él edificará mi casa y mis atrios: porque a éste me he esco­gido por hijo, y yo le seré a él por padre.
Asimismo yo confirmaré su reino para siempre, si él se esfor­zare a poner por obra mis man­damientos y mis juicios, como aqueste día.
Ahora pues, delante de los ojos de todo Israel, congregación del SEÑOR, y en oídos de nuestro Dios, guardad e inquirid todos los preceptos del SEÑOR vues­tro Dios, para que poseáis la buena tierra, y la dejéis por heredad a vuestros hijos después de vosotros perpetuamente.
Y tú, Salomón, hijo mío, cono­ce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto, y con ánimo voluntario; porque el SEÑOR escudriña los corazones de todos, y entiende toda imagi­nación de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre.
10 Mira, pues, ahora que el SEÑOR te ha elegido para que edifiques casa para santuario: esfuérzate, y hazla.
11 Entonces David dio a Salomón su hijo el modelo del pórtico, y de sus casas, y de sus tesorerías, y de sus salas, y de sus recámaras, y del lugar del propiciatorio.
12 Asimismo el modelo de todas las cosas que tenía por el espíritu, para los atrios de la casa del SEÑOR, y para todas las cáma­ras en derredor, para los tesoros de la casa de Dios, y para los tesoros de las cosas santificadas:
13 También para los órdenes de los sacerdotes y de los Levitas, y para toda la obra del ministerio de la casa del SEÑOR, y para todos los vasos del ministerio de la casa del SEÑOR.
14 Y dio oro por peso para lo de oro, para todos los vasos de cada servicio: y plata por peso para todos los vasos, para todos los vasos de cada servicio.
15  Oro por peso para los cande­leros de oro, y para sus candile­jas; por peso el oro para cada candelero y sus candilejas: y para los candeleros de plata, plata por peso para el candelero y sus can­dilejas, conforme al servicio de cada candelero.
16 Asimismo dio oro por peso para las mesas de la proposición, para cada mesa: del mismo modo plata para las mesas de plata:
17 También oro puro para los garfios y para las palanganas, y para los incensarios, y para los tazones de oro, para cada tazón por peso; y para los tazones de plata, por peso para cada tazón:
18 Además, oro puro por peso para el altar del perfume, y oro para el modelo del carro de los que­rubines, que con las alas extendidas cubrían el arca del pacto del SEÑOR.
19 Todas estas cosas, dijo David, se me han representado por la mano del SEÑOR que me hizo entender todas las obras del modelo.
20 Dijo más David a Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y ponlo por obra; no temas, ni des­mayes, porque el SEÑOR Dios, mi Dios, será contigo: él no te dejará, ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa del SEÑOR.
21 He aquí los órdenes de los sacerdotes y de los Levitas, para todo el ministerio de la casa de Dios, serán contigo en toda la obra: asimismo todos los volun­tarios e inteligentes para cual­quiera especie de industria; y los príncipes, y todo el pueblo para ejecutar todas tus órdenes.