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AQUELLA noche se le fue el sueño al rey, y dijo que le trajesen el libro de las memorias de las cosas de los tiempos: y leyéronlas delante del rey.
Y hallóse escrito que Mardoqueo había denunciado de Bigtán y de Teres, dos eunucos del rey, de la guarda de la puerta, que habían procurado meter mano en el rey Asuero.
Y dijo el rey: ¿Qué honra o que distinción se hizo a Mardoqueo por esto? Y respondieron los ser­vidores del rey, sus oficiales: Nada se ha hecho con él.
Entonces dijo el rey: ¿Quién está en el patio? Y Amán había venido al patio de afuera de la casa del rey, para decir al rey que hiciese colgar a Mardoqueo en la horca que él le tenía preparada.
Y los servidores del rey le res­pondieron: He aquí Amán está en el patio. Y el rey dijo: Entre.
Entró pues Amán, y el rey le dijo: ¿Qué se hará al hombre cuya honra desea el rey? Y dijo Amán en su corazón: ¿A quién deseará el rey hacer honra más que a mí?
Y respondió Amán al rey: Al varón cuya honra desea el rey,
Traigan la vestidura real de que el rey se viste, y el caballo en que el rey cabalga, y la corona real que está puesta en su cabeza;
Y den la vestidura y el caballo en mano de alguno de los príncipes más nobles del rey, y vistan a aquel varón cuya honra desea el rey, y llévenlo en el caballo por la plaza de la ciudad, y pregonen delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey.
10 Entonces el rey dijo a Amán: Date priesa, toma la vestidura y el caballo, como has dicho, y hazlo así con el judío Mardoqueo, que se sienta a la puerta del rey; no omitas nada de todo lo que has dicho.
11 Y Amán tomó la vestidura y el caballo, y vistió a Mardoqueo, y llevólo a caballo por la plaza de la ciudad, e hizo proclamar delan­te de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey.
12 Después de esto Mardoqueo se volvió a la puerta del rey, y Amán se fue corriendo a su casa, apesadumbrado y cubierta su cabeza.
13 Contó luego Amán a Zeres su esposa, y a todos sus amigos, todo lo que le había acontecido: y dijéronle sus sabios, y Zeres su esposa: Si de la simiente de los judíos es el Mardoqueo, delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás; antes caerás por cierto delante de él.
14 Aún estaban ellos hablando con él, cuando los eunucos del rey llegaron apresurados, para hacer venir a Amán al banquete que Ester había dispuesto.