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PERO Jonás se apesadumbró en extremo, y enojóse.
Y oró al SEÑOR, y dijo: Ahora, oh SEÑOR, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me precaví huyendo a Tarsis: porque sabía yo queeres Dios clemente y piadoso, tardo a enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal.
Ahora pues, oh SEÑOR, rué­gote que me mates; porque mejor me es la muerte que la vida.
Y el SEÑOR le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto?
Y salióse Jonás de la ciudad, y asentó hacia el oriente de la ciu­dad, e hízose allí una choza, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué sería de la ciudad.
Y preparó el SEÑOR Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le defendiese de su mal: y Jonás se alegró grandemente por la calabacera.
Mas Dios preparó un gusano al venir la mañana del día siguien­te, el cual hirió a la calabacera, y secóse.
Y acaeció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano; y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y desmayábase, y se deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para la muerte que mi vida.
Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabace­ra? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte.
10 Y dijo el SEÑOR: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, nila hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció:
11 ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella grande ciudad donde hay más de ciento y vein­te mil personas que no conocen su mano derecha ni su mano izquierda, y muchos animales?