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Y DÍJOLE su suegra Noemi: Hija mía, ¿no te tengo de buscar descanso, que te sea bueno?
¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas mozas tú has estado? He aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas.
Te lavarás pues, y te ungirás, y vistiéndote tus vestiduras, pasarás a la era; mas no te darás a cono­cer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber.
Y cuando él se acostare, repara el lugar donde él se acostará, e irás, y descubrirás los pies, y te acostarás allí; y él te dirá lo que hayas de hacer.
Y le respondió: Haré todo lo que me mandares.
Descendió pues a la era, e hizo todo lo que su suegra le había mandado.
Y como Booz hubo comido y bebido, y su corazón estuvo con­tento, retiróse a dormir a un lado del montón. Entonces ella vino calladamente, y descubrió los pies, y acostóse.
Y aconteció, que a la media noche se estremeció aquel hom­bre, y palpó: y he aquí, la mujer que estaba acostada a sus pies.
Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva: extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano.
10 Y él dijo: Bendita seas tú del SEÑOR, hija mía; que has hecho mejor tu postrera gracia que la primera, no yendo tras los man­cebos, sean pobres o ricos.
11 Ahora pues, no temas, hija mía: yo haré contigo lo que dijeres, pues que toda la puerta de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa.
12 Y ahora, aunque es cierto que yo soy pariente cercano, con todo eso hay pariente más cerca­no que yo.
13 Reposa esta noche, y cuando sea de día, si él te redimiere, bien, redímate; mas si él no te quisiere redimir, yo te redimiré, vive el SEÑOR. Descansa pues hasta la mañana.
14 Y después que reposó a sus pies hasta la mañana, levantóse, antes que nadie pudiese conocer a otro. Y él dijo: No se sepa que haya venido mujer a la era.
15 Después le dijo: Llega el lien­zo que traes sobre ti, y ten de él. Y teniéndolo ella, él midió seis medidas de cebada, y púsoselas a cuestas: y vínose ella a la ciudad.
16 Así que vino a su suegra, ésta le dijo: ¿Qué pues, hija mía? Y declaróle ella todo lo que con aquel varón le había acontecido.
17 Y dijo: Estas seis medidas de cebada me dio, diciéndome: Porque no vayas vacía a tu sue­gra.
18 Entonces Noemi dijo: Reposa, hija mía, hasta que sepas cómo cae la cosa: porque aquel hombre no parará hasta que hoy concluya el negocio.