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El Salmo de David refiriéndose a la vez que tuvo que huir de su hijo Absalón
Señor, mis enemigos se han multiplicado. Hay muchos rebelándose* contra mi.
Muchos me dicen: “Dios no puede salvarte”. Selah.
Pero tu, oh Señor, eres un escudo protegiéndome. Tu me das la victoria; y sostienes mi cabeza en alto.
Clamo al Señor pidiendo ayuda, y él me responde desde su monte santo. Selah.
Me acuesto a dormir, y en la mañana me levanto porque el Señor cuida de mi.
No tengo miedo de las decenas de miles que me rodean y que están en mi contra.
¡Defiéndeme, Señor! ¡Sálvame, mi Dios! ¡Abofetea a todos mis enemigos, y rompe los dientes de los malvados!
La salvación te pertenece, Señor. Sé una bendición sobre tu pueblo. Selah.
* 3:1 Ya que David es el escritor, claramente esta es una referencia a la rebelión generalizada que se haba extendido contra él. 3:3 Literalmente, “eres mi gloria”, lo cual no tiene mucho sentido en inglés y español. 3:5 Implícito.