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Para Salomón.
OH Dios, da tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey.
Él juzgará tu pueblo con justi­cia, y tus afligidos con juicio.
Los montes llevarán paz al pueblo, y los collados justicia.
Juzgará los afligidos del pueblo, salvará los hijos del menesteroso, y quebrantará al violento.
Temerte han mientras duren el sol y la luna, por generación de generaciones.
Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada; como el rocío que destila sobre la tierra.
Florecerá en sus días justicia, y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna.
Y dominará de mar a mar, y desde el río hasta los cabos de la tierra.
Delante de él se postrarán los Etíopes; y sus enemigos lamerán la tierra.
10 Los reyes de Tarsis y de las islas traerán presentes: los reyes de Sheba y de Seba ofrecerán dones.
11 Y arrodillarse han a él todos los reyes; le servirán todas las naciones.
12 Porque él librará al meneste­roso que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra.
13 Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, y salvará las almas de los pobres.
14 De engaño y de violencia redimirá sus almas; y la sangre de ellos será preciosa en sus ojos.
15 Y vivirá, y darásele del oro de Seba; y oraráse por él continua­mente; todo el día se le bendeci­rá.
16 Será echado un puño de grano en tierra, en las cumbres de los montes; su fruto hará ruido como el Líbano, y los de la ciudad flo­recerán como la hierba de la tie­rra.
17 Será su nombre para siempre, perpetuaráse su nombre mientras el sol dure: y benditas serán en él todas las naciones: llamarlo han bienaventurado.
18 Bendito el SEÑOR Dios, el Dios de Israel, que solo hace maravillas.
19 Y bendito su nombre glorioso para siempre: y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y Amén.
20 Acábanse las oraciones de David, hijo de Isaí.