91
EL que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Todopoderoso.
Diré yo al SEÑOR: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en él confiaré.
Y él te librará del lazo del caza­dor: de la peste destruidora.
Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro: escudo y adarga es su verdad.
No tendrás temor de espanto nocturno, ni de saeta que vuele de día;
Ni de pestilencia que ande en oscuridad, ni de mortandad que en medio del día destruya.
Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra: mas a ti no llegará.
Ciertamente con tus ojos mira­rás, y verás la recompensa de los impíos.
Porque tú has puesto al SEÑOR, que es mi refugio, al Altísimo por tu habitación,
10 No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada.
11 Pues que a sus ángeles man­dará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.
12 En las manos te llevarán, por­que tu pie no tropiece en piedra.
13 Sobre el león y el áspid pisa­rás; hollarás al cachorro del león y al dragón.
14 Por cuanto en mí ha puesto su voluntad, yo también lo libraré: pondrélo en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
15 Me invocará, y yo le respon­deré: con él estaré yo en la angus­tia: lo libraré, y le glorificaré.
16 Saciarélo de larga vida, y mostraréle mi salvación.