92
Salmo: Canción para el día del Sábado.
BUENO es dar gracias al SEÑOR, y cantar alabanzas a tu nombre, oh Altísimo;
Anunciar por la mañana tu misericordia, y tu verdad en las noches,
En el decacordio y en el salte­rio, en tono suave con el arpa.
Por cuanto me has alegrado, oh SEÑOR, con tus obras; en las obras de tus manos me gozo.
¡Cuán grandes son tus obras, oh SEÑOR! Muy profundos son tus pensamientos.
El hombre bruto no sabe, y el necio no entiende esto:
Que brotan los impíos como la hierba, y florecen todos los que obran iniquidad, para ser destruí­dos para siempre.
Mas tú, SEÑOR, para siempre eres Altísimo.
Porque he aquí tus enemigos, oh SEÑOR, porque he aquí, perecerán tus enemigos; serán disipados todos los que obran maldad.
10 Empero tú ensalzarás mi cuerno como el de unicornio: seré ungido con aceite fresco.
11 Y mirarán mis ojos sobre mis enemigos: oirán mis oídos de los que se levantaron contra mí, de los malignos.
12 El justo florecerá como la palma: crecerá como cedro en el Líbano.
13 Plantados en la casa del SEÑOR, en los atrios de nuestro Dios florecerán.
14 Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes;
15 Para anunciar que el SEÑOR mi roca es recto, y que en él no hay injusticia.